In memoriam....

Corría el año 1953 y entonces un larguirucho neozelandés llamado Edmund Hillary pisó por primera vez la cima del monte Everest acompañado de un menudo sherpa llamado Tenzing Norgay.

Los que somos un poco románticos y sabemos que los tiempos pasado no siempre fueron mejores pero si fueron diferentes, hazañas como esta hace que pensemos que el género humano sea maravillosamente especial. Hillary, Scott, Pedro Pidal y el Cainejo, Amundsen, Shackleton, Mallory, Livingstone, Herzog, Thor Heyerdahl, Lachenal y tantos y tantos otros... Hombres que sin apenas medios se iban al Polo Sur, o escalaban con botas de clavos y cuerdas hechas por ellos mismos montañas inmensas. Yo reconozco que esas historias me encantan, hace que disfrute de las hazañas hechas por hombres y mujeres de carne y hueso que sólo se sentían estimulados por lo desconocido.

Estamos en el siglo XXI y ese espíritu aun se mantiene vivo, las fronteras de lo desconocido aun perduran, y los Larramendi, Messner, Iñurrategui siguen disfrutando de espacios vírgenes donde realizar expediciones increíbles.

Es cierto, se me olvidaba, ha muerto Sir Edmund Hillary, ese hombre que un día pisó por primera vez la cima del Everest. Una persona especial que vivió toda su vida reconocido por ese hecho, y siempre perseguido por la leyenda negra de que si él no había sido el primero en realizar esa gesta. Hay quien dice que fue Mallory junto con Irvine quien allá por 1928 lo habrían realizado. Nunca se ha llegado a saber ya que murieron en las laderas del Chomolungma (así se denomina en Chino) o Sagarmatha (como se le denomina en Nepali). Pero Hillary hizo otras muchas cosas, y no hablo de explorar todo el río Ganges o realizar andando la travesía al polo Sur. Hablo de cosas más humanas, hablo de la fundación que lleva su nombre y se dedica a ayudar al pueblo Sherpa de Nepal. Serán innumerables las veces que se ha escalado el Everest, y seguro que no sabemos el nombre de ninguno de los Sherpas que hicieron posibles esas ascensiones. En cambio él hizo de Tenzing Norgay no sólo su compañero de escalada, sino su hermano.

Hizo que fuera conocido en todo el mundo y no fue hasta 46 años después de la famosa escalada cuando reconoció que había sido él el primero en pisar cima, hecho que ocultó durante todos esos años para que también su amigo se llevara todos los méritos.

Ha muerto un héroe, y los que estamos vivos tenemos el deber y la obligación de reconocer a los héroes. Tenía 88 años y hoy el mundo tiene que estar un poquito más triste. Hoy el pueblo neozelandés, el indio y el nepalí llorarán la muerte de su héroe, y a mi, desde este blog, se me caerá una lágrima en su honor y en su recuerdo.

* Artículo dedicado a los hermanos Roig, a Alfonso por llevar la aventura de los viajes en las venas y a Carlos por llevar en las venas la pasión de las montañas.