Que pueden buscar unos españolitos nada más llegar a un pueblo, pongamos el tipìco pueblo costero de nuestra geografía, muchos dírían que entrar en un bar, y para no pecar de originales, eso fue lo que hicimos. Da igual donde dejes el coche, si cerca o si lejos. Nuestro guía llegó tarde, suele pasar, siempre ha sido norma en el colegio que el que más cerca viviera del mismo, era el que siempre llegaba tarde, en el fondo somos esos críos de colegio, el que más cerca vive llega tarde. Todo se perdona. Un caldito de pescado caliente a esas horas de la mañana tiene efectos instantaneos y hace perdonar cualquier cosa. Cuantos estudios se podrían hacer sobre el comportamiento humano en una bar, cuantas cosas se deciden en un bar, cuantas otras se improvisan. Por que los europeos se empeñan tanto en ir a andar, si los españoles queremos seguir en el bar. Que interés puede tener para un centroeuropeo el caminar y caminar, si lo que el español quiere es sentarse en un bar... Al final, y por suerte, siempre se llega a un acuerdo, primero andar y luego al bar. Es justo, estamos en España, bueno... estamos en Asturias. Y menos mal que anduvimos, que bien vino y que necesario fue. Recorrer el Llanes cinematográfico purifica el alma y desentumece las horas de coche. Y sobre todo, lo más importante, hace tener apetito.
Pelli nos guía, las callejuelas se abren paso en las tempranas horas del sábado. Calles angostas, iglesias y sidrerías se juntan como si la una dependiera de la otra, murallas y playa, caminos junto al mar que nos llevan al Paseo de San Pedro, precioso recorrido por los acantilados. El mar abajo del todo y al fondo, muy al fondo, donde ni siquiera la vista alcanza, allí están las tierras del norte, la costa irlandesa nos saludaría, pero no llegamos a verla, el mar cantábrico, nuestro mar, lo atrapa todo. Y así pasito a pasito vamos comentando, vamos hablando de nuestras cosas, nos ponemos al día. Decidimos quienes serán de nuevo los mejores y quienes volverán a perder. El paseo no es largo, al menos no lo parece, el paisaje ayuda, al norte el inmenso mar, al sur las imponentes montañas. De regreso el paisaje cambia, a la derecha las inmensas montañas, y la izquierda el imponente mar. Es lo que tiene Asturias, de una hora a otra el paisaje puede cambiar. El sol luce radiante, nada dice que vaya a cambiar.
Otro paseo al coche y dirección a Posada, no me quedó claro si el pueblo es Posada o Ardisana. Es igual, en nuestro libro de gastronomía popular escribiremos una reseña de un bar, o mesón, que se llama "Contamos contigo". En principio puede sonar a broma, pero se acaba en el justo momento que ves la carta. Los ojos se te abren, el estómago comienza a colocarse para hacer hueco. El plato estrella... fabes con venado. Y sobran las palabras, da igual lo que hubiera para beber, es lo mismo lo que nos ofrecieran de postre. Impresionante, sin más palabras y no hace falta decir más. Posiblemente Alvaro tomara alguna foto de esos platos, pero no es para verlo, es para comerlo. Y brindamos, lo hicimos por los que no estaban, Jose, Nacho, Javi. Hacía tiempo que no estábamos tantos en una reunión.
De vuelta a Llanes decidimos tomar una copita, nada mejor para bajar la comida. Un lugar tranquilo, buen ambiente, y tiempo para charlar en torno a una copa. Tranquilos, sin prisas, sólo Carlos nos dejó, y por primera vez desde hace tiempo no se oyó esa mítica frase "Tumaas se vaaa...". Tomás se quedó, alguien tenía que ser fiel contador de esta historia.
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