lunes, 15 de febrero de 2010

Los Destinos del Azar

3 de Noviembre de 1893. Atardece entre suaves ráfagas de viento que presagian “surada”. El Sr. Zabala escarba los terrones de su huertuco –cuatro tomates, tres lechugas y algunas patatas- en Peñacastillo.
20 de Febrero de 2010. Campo de Golf la Junquera. Tarde ventosa. Hoyo 3. Tomasuco saca un buen chip que deja la bola a 2 metros más o menos. Luis responde con otro pedazo de chip que deja la bola a metro y medio; Tomasuco tiene mejor putt y está convencido de sacar mínimo el empate, porque el putt de Luis tiene más caída que el suyo y él está mejor posicionado. A Luis se le nota presión en la cara, pero el tío emboca su putt con dos cojones; ahora es el turno de Tomás, que está absolutamente convencido de embocar ese putt. No es complicado, no tiene prácticamente caída … como lo falle ganará la pareja de Luis y Alberto, y eso dolerá … habrá cachondeo para mucho tiempo en el blog asociativo … Un puto vencejo cruza graznando la escena, ¿pájaro de mal agüero?.
6 de Diciembre de 2003. 7.00 AM. Julito el “Nano” se mete en el carril de aceleración, dirección Granollers, a lomos de su Kawasaki KLXY de 250 cc. Una vez en el carril le mete fusta a tope y en el cuenta-revoluciones ve que llega a 10.000 rpm. Está claro que la moto pide 6ª. Mete gas y sube por encima de las 10.000 rpm (joder, las conexiones están bien, se dice). Así recorre cerca de 25 kilómetros a 132 Km/h, y con el viento en contra, aflojando sólo cuando es absolutamente necesario. Con el viento en popa igual podría llevarla hasta los 140 km/h, pero eso será otro día porque ha llegado a Granollers, donde curra, justo cuando empieza a amanecer. De repente cree vislumbrar como una mancha oscura en el asfalto y tira de freno a toda hostia.
3 de Noviembre de 1893. Incorporándose para limpiarse el sudor de la frente y, apoyado sobre el mango de la azada, el Sr. Zabala advierte, en la lejanía, que una densa columna de humo negro se eleva hacia el Norte, hacia la bahía de Santander. Algo se quema, piensa, y vuelve a sus tomates. Entonces oye el estruendo.
20 de Febrero de 2010. Tomás se ajusta el cuello cisne con su dedo índice, controla las pulsaciones, acaricia el mango del palo, con delicadeza, con suavidad, pero con firmeza. Las miradas atentas y ansiosas de Luis, Alberto y Álvaro se le clavan en la nuca mientras se dispone a embocar. Ni los graznidos del puto vencejo pueden desconcentrar a este hombre, sumido ahora en sus propios pensamientos, visualizando la victoria final de la Ryder Cup, y entonces, casi con genuino lirismo, Tomás golpea la bola, que surca el green en pos del glorioso hoyo. Los corazones de los jugadores palpitan al unísono con aquella esfera rodante.
6 de Diciembre de 2003. Demasiado tarde. Ha frenado demasiado tarde y no puede detener la inercia de la moto, que se mete de lleno en la mancha de aceite. El “Nano” descabalga de su KLXY, vuela por el aire, besa el asfalto, donde deja el maxilar inferior y parte de una oreja, y después va lijándose hasta un quitamiedos en el que se incrusta su cráneo hasta que los bomberos logran separar y discernir el hueso del metal. A unos metros del infortunado piloto los picoletos encuentran la “mancha asesina” y las huellas del formidable y letal derrape. Parece aceite de un camión que pudo pasar por aquella autovía unos minutos o unas horas antes, es imposible de determinar con exactitud. El atestado no aclarará mucho más. El “Nano” pasa a formar parte de la estadística.
3 de Noviembre de 1893. El Cabo Machichaco, con su cargamento de acido sulfúrico, material siderúrgico, tornillería (que hará de metralla) y dinamita acaba de reventar en el llamado muelle saliente nº 2 de Maliaño, justo frente a la calle de Calderón de la Barca. La onda expansiva recorre la bahía en todas las direcciones y un calabrote, que no es sino un cabo grueso hecho de nueve cordones colchados de izquierda a derecha, en grupos de a tres, sale proyectado por el aire en dirección a Peñacastillo, situada a 8 kilómetros de distancia del muelle. Alarmado por la explosión, el Sr. Zabala se yergue justo en el momento en que el puñetero calabrote, que llega volando por el éter, le aplasta el cráneo, que queda enterrado entre los terrones de su humilde huertuco.
20 de Febrero de 2010. Por culpa de una inesperada y repentina racha de viento, el putt de Tomás lame la parte izquierda del hole pero no entra. Luis y Alberto se funden en un abrazo y Lavín prepara la cartera para abonar los chuletones.
La explosión de un vapor a 8 kilómetros de distancia, una mancha de aceite accidentalmente vertida en una autovía, ésa inesperada racha de viento en el green, ¿qué son?. ¿Destino o Azar?.
La próxima vez que lleguéis a vuestra casa y os esté esperando una chavaluca que dice que os quiere, darle un buen cachete en la rabadilla y no penséis si conocerla ha sido cosa del Destino o del Azar, sólo aprovechar el momento dulce.
Juguéis como juguéis ese campeonato, la victoria estará ya repartida ex ante por las leyes del destino o del azar. Si esas leyes os son propicias, os juzgaréis afortunados y queridos por los Dioses, pero cuidado, que la fortuna rola como el viento y no se casa con nadie.
Y con este medieval enseñanza, digna de Jorge Manrique, que tengáis buen fin de semana, cacho golfos.

Artículo escrito por Pelli

jueves, 11 de febrero de 2010

II Ryder Cup de la Asociación

Ya está todo preparado para la segunda edición de la Ryder Cup. Nada más terminar la primera edición se decidió que la pareja ganadora elegiría el campo para el partido del siguiente año y la pareja perdedora elegiría la modalidad de juego. Después de muchas deliberaciones Alvaro y Tomás com vencedores establecieron el campo de glf de la Junquera para el encuentro decisivo y la pareja perdedora Luis y Alberto han establecido la modalidad de juego.
Sólo queda esperar que el próximo día 20 de febrero, sábado, salga un buen día de para jugar al golf y los dos bandos puedan desarrollar su mejor juego.
Las cartas están echadas. En unos días se decidirá quien se queda el trofeo de la Ryder durante este año.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Un día en Llanes

26 de Diciembre de 20o9, un día después de Navidades, el último sábado del año. Quizás un día perfecto para descansar de las celebraciones, pero seguramente un día maravilloso para quedar con los amigos. Nuestro cicerone Pelli nos preparó un jornada llena de buen humor, Asturias puso sus paisajes y su gastronomía, y nosotros nuestra amistad. Una cocktelera, todo ello mezclado con alguna que otra sorpresa y un poco de sidra, algún que otro movimiento y a servir frío. El resultado sería digno de un barman de lujo...

Que pueden buscar unos españolitos nada más llegar a un pueblo, pongamos el tipìco pueblo costero de nuestra geografía, muchos dírían que entrar en un bar, y para no pecar de originales, eso fue lo que hicimos. Da igual donde dejes el coche, si cerca o si lejos. Nuestro guía llegó tarde, suele pasar, siempre ha sido norma en el colegio que el que más cerca viviera del mismo, era el que siempre llegaba tarde, en el fondo somos esos críos de colegio, el que más cerca vive llega tarde. Todo se perdona. Un caldito de pescado caliente a esas horas de la mañana tiene efectos instantaneos y hace perdonar cualquier cosa. Cuantos estudios se podrían hacer sobre el comportamiento humano en una bar, cuantas cosas se deciden en un bar, cuantas otras se improvisan. Por que los europeos se empeñan tanto en ir a andar, si los españoles queremos seguir en el bar. Que interés puede tener para un centroeuropeo el caminar y caminar, si lo que el español quiere es sentarse en un bar... Al final, y por suerte, siempre se llega a un acuerdo, primero andar y luego al bar. Es justo, estamos en España, bueno... estamos en Asturias. Y menos mal que anduvimos, que bien vino y que necesario fue. Recorrer el Llanes cinematográfico purifica el alma y desentumece las horas de coche. Y sobre todo, lo más importante, hace tener apetito.

Pelli nos guía, las callejuelas se abren paso en las tempranas horas del sábado. Calles angostas, iglesias y sidrerías se juntan como si la una dependiera de la otra, murallas y playa, caminos junto al mar que nos llevan al Paseo de San Pedro, precioso recorrido por los acantilados. El mar abajo del todo y al fondo, muy al fondo, donde ni siquiera la vista alcanza, allí están las tierras del norte, la costa irlandesa nos saludaría, pero no llegamos a verla, el mar cantábrico, nuestro mar, lo atrapa todo. Y así pasito a pasito vamos comentando, vamos hablando de nuestras cosas, nos ponemos al día. Decidimos quienes serán de nuevo los mejores y quienes volverán a perder. El paseo no es largo, al menos no lo parece, el paisaje ayuda, al norte el inmenso mar, al sur las imponentes montañas. De regreso el paisaje cambia, a la derecha las inmensas montañas, y la izquierda el imponente mar. Es lo que tiene Asturias, de una hora a otra el paisaje puede cambiar. El sol luce radiante, nada dice que vaya a cambiar.

Volvemos a la villa marinera y allí nos unimos a Carlos, o Carlos se nos une a nosotros, esa es una de las agradables sorpresas del día. Dicen las habladurías que vive en un inhóspito y lejano pueblecito de las montañas, dicen que vive como un ermitaño, que son contadas las veces que se le puede ver por las tierras civilizadas. Dicen que no para de andar por los tremendos peñascos de los picos de Europa. Pero todo eso deben ser leyendas, Carlos llegó en el justo momento en el que decidíamos a que sidrería ir. No llegó cuando estábamos andando, llegó justo para tomar ese culín de sidra...
Volvemos callejeando hasta encontrar esa sidrería, y acabamos encontrándola, en Llanes es imposible no hacerlo. Primero una, después otra. Un poco de sidra, un poco de buen queso, un culín, otro poco de queso. Y acabamos pasado el puente, en aquel mítico lugar. Dicen las crónicas que en ese lugar comenzó todo, y nosotros no podíamos dejar de ir allí, había que revivirlo con otro culín de sidra. Cuando pasen los años y alguien escriba sobre nuestras andanzas dejará escrito que allí donde todo empezó es donde Pelli cerró el círculo, lo que empezó con una espicha, acabó en boda. Allí nos enteramos de la gran noticia. Quizás mis compadres piensen en el momento en concreto y me digan que me equivoco, que no fue así. Es verdad, quizás no sucedió así, pero a quien le importa como sucedió realmente...

Otro paseo al coche y dirección a Posada, no me quedó claro si el pueblo es Posada o Ardisana. Es igual, en nuestro libro de gastronomía popular escribiremos una reseña de un bar, o mesón, que se llama "Contamos contigo". En principio puede sonar a broma, pero se acaba en el justo momento que ves la carta. Los ojos se te abren, el estómago comienza a colocarse para hacer hueco. El plato estrella... fabes con venado. Y sobran las palabras, da igual lo que hubiera para beber, es lo mismo lo que nos ofrecieran de postre. Impresionante, sin más palabras y no hace falta decir más. Posiblemente Alvaro tomara alguna foto de esos platos, pero no es para verlo, es para comerlo. Y brindamos, lo hicimos por los que no estaban, Jose, Nacho, Javi. Hacía tiempo que no estábamos tantos en una reunión.


De vuelta a Llanes decidimos tomar una copita, nada mejor para bajar la comida. Un lugar tranquilo, buen ambiente, y tiempo para charlar en torno a una copa. Tranquilos, sin prisas, sólo Carlos nos dejó, y por primera vez desde hace tiempo no se oyó esa mítica frase "Tumaas se vaaa...". Tomás se quedó, alguien tenía que ser fiel contador de esta historia.

En todas las jornadas como estas siempre surge un minuto de duda, el que hacer, el no saber si seguir o abandonar. Sólo fue un minuto, seguramente menos. Había que seguir, estaba escrito y Pelli volvía a saber donde continuar. La noche lo envolvía todo y nuestros pasos nos encaminaron a una sidrería con ese toque tradicional que da la buena comida en mesas de mantel de papel. Papas a lo pobre o algo así, quien se acuerda de los detalles... Y no sólo eso, había más cosas, tan extrañas como deliciosas. Pero esta vez el ojo nos engañó, nos ganó la comida y nos quedamos con una cuenta pendiente, que en un futuro no muy lejano saldaremos.

Y aquí queda esta crónica, los asistentes Luis, Alberto, Alfonso, Alvaro, Carlos, Pelli y un servidor se despiden hasta la próxima...